jueves, 21 de agosto de 2008

COMO CONSEGUIR QUE LOS NIÑOS SEAN FELICES:

RABIETAS, MIEDO, TRISTEZA, AGRESIVIDAD...SON ALARMAS QUE NOS ADVIERTEN DEL GRADO DE INFELICIDAD DE LOS NIÑOS.
EL SECRETO DE LA ALEGRÍA INFANTIL ESTÁ EN NUESTRAS MANOS.
(TEXTO: Angeles López)


Un adulto de cada cinco necesita asistencia psiquiátrica, uno de cada tres matrimonios termina en divorcio, y uno de cada cuatro adultos necesitará medicación para relajarse...¿por qué hay tantas personas infelices? Las cifras alarman, sobre todo, teniendo en cuenta que la felicidad de los niños depende de la nuestra. "El núcleo del problema -dice el terapeuta Steve Biddulph en su libro El secreto del niño feliz (Ed.Edaf) - reside en que muchos de nosotros tenemos programada la desdicha en nuestro interior, pues así nos lo han enseñado".

Prueba de ello es esta historia que aparece en algunos manuales de Psicología: cuentan que una maestra decidió organizar una representación teatral con los alumnos de su clase. Buscó un guión, se repartieron los papeles y, cuando la buena mujer reunió a los niños para comenzar los ensayos, observó que la pequeña que iba a hacer de protagonista se quedaba en un rincón con cara de evidente disgusto. "¿Qué te pasa?", preguntó la profesora. "No me gusta mi papel", contestó la niña. "¡Pero si es el más bonito de todos!: haces de una niña triste y pobre, pero tan buena y trabajadora que el príncipe se enamora de ella, la hace su esposa y se convierte en la joven más bella y feliz de todo el país". "Ya", dijo la niña, "pero yo quería ser feliz desde el principio"... Entonces, la maestra pensó que la niña tenía razón, que la felicidad no tiene por qué costar tantos esfuerzos y sacrificios, y que los niños tienen derecho a ser felices desde el principio. Desconocemos si esta historia es, en realidad, una alusión a Tagore, un hecho real o una leyenda urbana, pero lo cierto es que a la niña no le faltaba una sobredosis de razón. ¿Por qué, si no, la desdicha es endémica en los países más ricos del mundo? ¿Y por qué afecta a los más pequeños?

Según una encuesta de la agencia de investigación USA/CNN Gallup Poll (1999) la mayoría de los padres coinciden en que hoy en día es mucho más difícil que hace veinte años educar a los niños para que sean felices. Dos de cada tres padres sienten que están realizando mal su labor educativa, y el 75% afirma que intenta hacer las cosas de forma distinta, pero no están seguros de cómo. Para los terapeutas americanos Robert Brooks y Sam Goldstein, miembros directivos del Primary Children´s Hospital, "hay muchos padres bienintencionados que no comprenden las prácticas de paternidad que contribuyen a criar a un hijo feliz. El estrés como padres, el "exceso de equipaje" del pasado y la falta de conocimiento sobre las nuevas investigaciones relacionadas con el desarrollo del niño son los obstáculos más comunes".

Una paternidad efectiva requiere atención y reflexión continua para no perder de vista lo que es realmente importante: el crecimiento de un niño alegre, sano y equilibrado. Así pues, según sugieren Brooks y Goldstein en su libro Cómo fortalecer el carácter de los niños (Ed.Edaf) los pilares de la felicidad de un crío residen en: la autovaloración, sentirse querido, establecer metas realistas para sí mismos, resolver problemas tomando decisiones, aprender a interpretar sus errores, ser conscientes de sus debilidades y desarrollar capacidades interpersonales hacia compañeros y adultos.

Conviene no dejar el fomento de estos valores para cuando los niños son mayores; hay que empezar desde que tienen uso de razón, o antes. La opción de hablar con los críos cuando aún están en el vientre de la madre hace que, a la hora de llegar al mundo, el reconocimiento de las voces propicie en ellos mayor seguridad.

Aplica con paciencia lo que te contamos en este artículo; pero ten en cuenta que, a veces , no basta sólo con la buena voluntad. Hay familias que necesitan la mediación y ayuda de un profesional.

Según el doctor Morandé, jefe de Psiquiatría del Hospital Infantil Niño Jesús, de Madrid "cuando un crío manifiesta reiteradamente, y sin control, emociones como ira, inquietud exagerada, berrinches, rabietas, aburrimiento, ansiedad, falta de apetito, problemas de sueño y mal humor, hay que acudir sin dilación a un psiquiatra o psicólogo; necesita ayuda.

NO LE PREDISPONGAS: Frases como "te arrepentirás, eres un vago, nunca conseguirás nada en la vida..." llevan directamente de la profecía a la realización, convirtiendo en realidad aquellos temores que expresaban los padres. Las frases que comienzan con "tú erres...", sean positivas o negativas, se graban a fuego en la mente del niño ya que provienen de "los importantes adultos", y tienen efectos futuros sobre su personalidad y comportamiento. Es mucho mejor utilizar un "hoy estás" que un "eres..."

SE FLEXIBLE: Los padres incurren en actitudes educativas que provocan la infelicidad de los niños. Nuestros errores, según los terapeutas Robert Brooks y Sam Goldstein son:

A) Transmitirles valores negativos, aprendidos por nosotros en la niñez.
B) Incentivar justo la conducta contraria a la aprendida por nosotros en la niñez.
C) Crearnos ideas fijas acerca de los hábitos, carácter y personalidad de los hijos.
D) hacerlos partícipes de problemas serios.
E) Infravaloraciones.

HABLA EN POSITIVO: En lugar de encabezar cada frase que con un rotundo "no" ("no cruces la calle", "no comas galletas"...) Es más fácil y didáctico, e implica dotarle de mayor responsabilidad, decirle: "Quédate en el semáforo a mi lado". Son más claras las instrucciones positivas que las negativas, amén de que posibilitan que el niño crezca sabiendo lo que tiene que hacer, en lugar de estar asustado por aquello que no debe hacer.

APRENDE A ESCUCHAR: cuando nuestro hijo nos cuenta sus problemas debemos aprender a escuchar activamente para ayudarle a defenderse en la vida. Los niños hablan con nosotros de su problema, y ésta es su manera de pedir ayuda; la forma en que los padres respondamos a esa petición hará que se refuerce la confianza en ellos o, por el contrario, que se instale una barrera entre nosotros y nuestros hijos. Según Steve Biddulph, las siguientes frases no son convenientes porque impiden que el niño pueda expresar su verdadero problema: "No te preocupes, cielo, que ya me ocupo yo de eso", "lo que tienes que hacer es dejarte de tonterías y estudiar", "no pasa nada... ¿Qué quieres que te haga de cena?". Hay un modo de escuchar más activo, que propicia la reflexión y ayuda al niño a que encuentre la solución por sí solo: "¿Que piensas hacer?", "¿Cómo te sientes?", "¿Te parece que te equivocaste?".

DIALOGA CON ÉL: Desde que tu hijo es un bebé debes comunicarte con él a través del contacto físico: abrazos, caricias, besos... Pero un niño también necesita un estímulo intelectual, una cuota de conversación diaria, y recibir elogios o ser corregido de un modo adecuado. Según el doctor Morandé, "la mayor capacidad de aprendizaje se sitúa en los primeros cinco años de vida, mientras que la mayor sensibilidad al mensaje oral podríamos establecerla entre los 5 y los 12 años. Las conversaciones son un alimento para el cerebro de los niños; por eso, desde muy temprana edad, debemos dirigirnos a ellos de la manera más profusa posible. Incluso durante el embarazo hay que hablarle.


DIME QUÉ PADRE ERES Y TE DIRÉ CÓMO SON TUS HIJOS:
(Por Gonzalo Morandé, Jefe de Psiquiatría del Hospital Infantil Niño Jesús, de Madrid)


AGRESIVO: Utiliza el ataque -con palabras o actos- para calmar a sus hijos, enfadándose casi siempre. Suele descargar sus tensiones con los más pequeños de la casa. Algunos hijos emulan el comportamiento paterno aprendiendo a relacionarse a través de la pelea y el grito; otros sienten que ésta es una forma destructiva de ser tratados y se convierten en introvertidos. En cuanto a la obediencia, el padre agresivo no obtiene ningún resultado.

PASIVO: Permite que sus hijos le "maltraten" y sólo recupera el control cuando las cosas se ponen verdaderamente tensas: el padre pasivo termina explotando. Casi un tercio de los padres utiliza este modelo, especialmente cuando sus hijos no sobrepasan los seis años y ellos están comenzando a aprender cómo ser mejores padres.

ENÉRGICO: Firme, claro, posee determinación y se siente seguro de sí mismo. Sus hijos aprenden que lo que dicen papá o mamá hay que cumplirlo pero, al mismo tiempo saben que no tendrán que soportar humillaciones.

AUTORIDAD, SÍ: "Ejercer la autoridad supondrá, al principio, una gran inversión de tiempo, pero luego redundará en beneficios. Si el niño descubre que el padre no se va a rendir, terminará por aprender a obedecer. Por eso conviene tener claro que:

- Los niños son importantes, pero tienen que adaptarse también a los demás.

- La frustración es una forma de madurar: los niños no siempre pueden hacer lo que quieran.

- Necesitas estar bien para ser una buena madre, por eso debes hacer cosas pensando en tí.

- Tu pareja es muy importante. Los niños están en un segundo orden de prioridades. Los niños han de adaptarse a su hogar.

- Aun si estás cansada, no puedes cejar en enseñar a los niños que eres tú quien manda.

- No debes dar instrucción alguna sin establecer un contacto visual con tu hijo.

- Sé clara con frases nítidas como "quiero que hagas los deberes ahora", y obtén un "sí" o un "no" por respuesta.

- Después de acometida la tarea que se le ha encomendado al niño es recomendable felicitarle verbalmente: "¡Bien hecho!".

- El tono de voz con que hay que dirigirse al niño debe ser siempre el de "hablo en serio", no el usado para bromear.

AUTOESTIMA INFANTIL: Es la clave para que el niño sea feliz. Según los padres de la inteligencia emocional, Peter Salovey y John Mayer, de la Universidad de Yale en New Hampshire (EEUU) proporcionamos autoestima a nuestros hijos cuando logramos:

MOMENTOS DE ENCUENTRO: Padres e hijos necesitan tiempo para ellos en exclusiva.

CERCANÍA DE SENTIMIENTOS: Hay que procurar no poner máscaras a nuestras emociones para no generar confusión en el niño.

EMPATÍA: En lugar de decirle "no te enfades", mejor explícale: "Ya sé que esto te enfada, pero no está bien lo que has hecho". Las emociones negativas que se expresan pierden su poder destructivo y autodestructivo.

ACEPTAR SU RITMO: su ritmo de crecimiento, sin forzarlo con urgencias y peticiones excesivas. Asumir los pasos hacia delante y también los eventuales retrocesos.

CONTROLAR SUS EMOCIONES: Nunca debemos dar al niño lo que nos solicita después de una rabieta. La mejor actitud es negárselo hasta que emplee su tono normal.

MADRE TRABAJADORA, "NIÑO DE LA LLAVE":

Se conoce como "la generación de la llave" a aquellos niños de varias edades que vuelven del colegio, abren su casa con su propia llave, meriendan solos, ven la tele y juegan con la videoconsola o Internet mientras esperan a los adultos.

Muchos se han adaptado, compensando por otras vías su necesidad de afecto, pero otros llegan a las consultas de los psicólogos infantiles con conductas rebeldes o violentas, fracaso escolar o depresión. Un estudio de la Fundación Santa María, dedicada a l estudio de la infancia y la juventud, apunta que cerca del 80 % de los niños entre los 8 y 13 años ven la televisión todos los días, y el 40 %, de 3 a 4 horas diaras, soportando una programación que fomenta la alegría "del tener", la competitividad, el triunfo y el éxito como elementos vectores hacia la felicidad. No obstante, para el psiquiatra Gonzalo Morandé, "este tipo de cultura visual no es perniciosa si los padres tienen una actitud revitalizante ante ella. La televisión sólo afecta al niño si se la usa como niñera. Pero si la ven acompañados de un adulto que se ríe de las estupideces que en ella se presentan, puede tener incluso efectos muy positivos".

Si te preocupa la felicidad de tu hijo y te encuentras desorientada, te ayudará este decálogo:

1.- Los traslados al colegio son oportunidades para conversar.
2.- Telefonéale una vez al día.
3.- No le mientas cuando vayas a trabajar: no volverás pronto.
4.- Pasa un día completo con él cuando esté enfermo.
5.- No juegues por obligación; los niños se dan cuenta.
6.- Conserva rituales familiares, visita a los abuelos, parque...
7.- No lleves trabajo a casa.
8.- No pases por alto los días importantes de tu hijo.
9.- Ten reglas claras: los límites les hacen sentirse protegidos.
10.- Hazle partícipe de tu trabajo: llévalo un día a la oficina.

" LA CLAVE PARA QUE UN NIÑO SEA FELIZ ES LA AUTOESTIMA, SENTIR QUE ES IMPORTANTE PARA SUS PADRES".

2 comentarios:

vicemi dijo...

Veo que te ha dado fuerte, todos los dias hay una novedad en tu blog, muy bien!!.

Aliengui dijo...

Bueno, poco a poco iré dando forma a este blog. De momento voy a ir lanzando temas que tengo escritos por mí misma y por otros textos que me gustan y que tengo guardados en carpetas en las estanterías de mi casa. Pienso que para tenerlos acumulados en folios y libretas, utilizar la opción de lanzarlos por internet me gusta, quién sabe si ha alguien le puede servir de utilidad.
Los temas que voy a ir mostrando son los trabajos que fui haciendo cuando realicé el 1º Curso de Educación Infantil. Trabajé mucho en este curso y tengo mucho material.
Gracias por tu comentario y sobre todo gracias por darme la oportunidad de "abrirme esta ventana al mundo".