lunes, 16 de abril de 2012

CÓMO SER ZEN... FRENTE AL INSOMNIO:

¿Al llegar la noche, en lugar de predisponerse a un reposo agradable después de un día de trabajo, se deprime y toma píldoras para dormir? ¿Sabía que en vez de relajar el cerebro de manera natural, este tipo de drogas lo paralizan? Una vez víctima del hábito de tomar pastillas, no podrá recibir su ración de energía universal.
En los viejos tiempos, la gente solía decir: "Si no puedes dormir, vete a la cama y cuenta hasta diez. Cuando acabes empieza de nuevo. Al final, acabarás durmiéndote". Esto es verdad. Cuando alguien cuenta lentamente (sean número u ovejitas), sus ondas cerebrales se calman y puede dormirse. En aquella época, las personas vivían de manera simple y estaban menos cargadas de preocupaciones, así que este método funcionaba. Pero en los tiempos actuales, la gente es más sensible y lógica. Duda más y este método rara vez resulta efectivo.
El insomnio tiene diferentes matices. Puede ser la imposibilidad para quedarse dormido; la interrupción frecuente del sueño; la sensación por la mañana de no haber descansado. Se trata de un síntoma con base profunda de nerviosismo, temor ansiedad, preocupación y depresión. La sabiduría milenaria del Zen ayuda en muchos de los casos. Una persona que puede dormir plenamente, consigue la fuerza que necesita para superar cualquier dificultad. Si quiere estar en forma y vivir una larga vida, practique el estilo zen para reencontrar el sueño reparador.

*  Si quiere levantarse temprano con el espíritu fresco, debe dormir bien. Si desea dormir bien, desde el atardecer tiene que aprender a aquietar su mente, nutriendo su energía con suavidad y gentileza. Recuerde: acostarse y levantarse son un tai chi (armonía y complementación de los opuestos Yin y Yang), no se pueden separa uno de otro.

Según el zen, la noche no es el mejor momento para estar con gente desconocida, visitar nuevos lugares o ir a un concierto. Si durante la noche excitamos nuestros sentidos, por ejemplo, viendo una representación interesante, iremos a acostarnos tarde y también nos levantaremos tarde, con lo que violamos las leyes de la naturaleza. A la larga, no es bueno para la salud.

* Si no disfruta de un sueño reparador, a la mañana siguiente continuará con la rutina de su vida, pero no se habrá restablecido, no habrá recuperado el equilibrio. significa que su cuenta bancaria está descendiendo, y si sigue por ese camino, se quedará al descubierto. En tal caso, su saldo estará al límite, e incluso puede terminar en la bancarrota. De ahí que dormir sea una ayuda natural, sea el Tao... y el Tao es la naturaleza. Tenga siempre presente que el movimiento cíclico natural otorga a la vida un tiempo para descansar.

* Para poder dormir, algunas personas necesitan cansar los ojos, así que se sientan y miran la televisión o leen un libro. Conocimiento zen: si la película o el libro son de mala calidad, y usted es alguien muy sensible, absorberá toda la energía negativa en su sistema mental, como si fuera un alimento pernicioso. ¿Le parece que así se puede descansar profundamente?.

* Si antes de irse a la cama tiene la costumbre de conversar con alguien cuya compañía le resulta desagradable, no podrá evitar una sensación de desasosiego y malestar. Al ir a acostarse transportará esa sensación, introduciendo un elemento malsano en su sistema nervioso, en su corazón y en su mente. Con sabiduría zen encontrará la manera de evitar a esa persona con suavidad, para retirarse a su habitación a descansar. Sin embargo, aunque antes de acostarse cherle con una compañía agradable de cosas que no lo perturben, es mejor hacerlo solo durante un corto tiempo, para poder tranquilizar y serenar la agitación que le produjeron las responsabilidades de todo el día.

* Antes de ir a dormir es necesario propiciar la suave sensación de somnolencia. Es un modo de facilitar el sueño. Si primero adormece lamente, dormirá bien. Pero si se acuesta sin tenerlo en cuenta, su mente no podrá adormecerse, y no logrará conciliar el sueño con rapidez. Si siente sueño y su cuerpo empieza a distender, pero continúa hablando o leyendo, la sensación de sueño desaparecerá. Es mejor permanecer en silencio y quietud.

* En caso de que haya cenado alimentos tóxicos, su sistema nervioso padecerá las consecuencias. Si se alimenta con comida demala calidad, lo afectará de modo especial por la noche, porque en ese momento está más relajado y receptivo. Algunos alimentos pueden hacer que le resulte más difícil conciliar el sueño. Y no sólo son los picantes, incluso la comida demasiado caliente o fría puede exigir un esfuerzo adicional. Para no abusar del cuerpo, es mejor preparar una cena nutritiva que no sea demasiado fría ni caliente. En cuanto al sabor, es mejor que no sea excesivamente picante ni salada. Tampoco es aconsejable beber té fuerte o café antes de acostarse. Por otra parte, la ingestión de frutas cítricas o de cualquier zumo de frutas que contenga un ácido fuerte puede causar una reacción astringente en el sistema nervioso, una especie de tensión que entorpecerá el sueño.

* Al acostarse, lo primero que debe adormecerse es la mente. En cambio, al dspertar, la mente debe ser la primera en desvelarse. Si su cuerpo todavía sigue dormido, debe masajearse la parte posterior de la cabeza. Cuando la energía haya ascendido, el cuerpo logrará despertarse fácil y suavemente.

* No es conveniente que la gente que realiza un trabajo mental durante el día, vaya al gimnasio durante la noche para hacer ejercicios vigorosos. Su sistema nervioso se tensará y le resultará más difícil relajarse. Por la noche son mejores los ejercicios suaves, como dar un paseo por algún lugar seguro y tranquilo, el yoga o el tai chi. Las personas que trabajan mentalmente se enfrentan durante todo el día a actividades de gran responsabilidad, y les resulta difícil dejar de pensar al llegar la noche. Cuando pensamos, la sangre y la energía se concentran en el cerebro, así que es aconsejable moderar la actividad, sin pensar demasiado, para que la sangre se distribuya por igual por los miembros y el tronco.

* Antes de acostarse, sienta muy bien sumergir los pies en agua caliente. Ayuda a dormir plácidamente. Pero justo antes de ir a la cama no es aconsejable ducharse ni lavarse la cabeza ¿Porqué? Porque si no se llenará de energía y no podrá conciliar el sueño.





domingo, 15 de abril de 2012

CONOCERSE PARA CURARSE:

El ser humano tiene en su interior una fuerza curativa que muchas veces desconoce. Una serie de energías que le ayudan a encontrarse consigo mismo como mejor forma de curarse. Es decir, un encuentro interior con marcados objetivos terapéuticos.

Ángela está deprimida. Ya no tiene ganas de levantarse  por la mañana. Sus compañeros de trabajo la irritan., se enfada con facilidad con sus hijos. No encuentra ningún placer en comer con su mejor amiga, el cine le aburre. Dueme mal. Las pocas veces que sonríe a lo largo del día supne una mejoría que apenas le dura. En esos breves instantes, sabe que la energía que emana de esa sonrisa puede dovolverle la ilusión, pero se deja llevar de nuevo por el mal humor, el desánimo, el cinismo. Sin embargo, esa energía que puede curarla está ahí, presente en su interior.
Todos tenemos en nuestro cerebro, en el flujo constante de ideas, en los vaivenes de nuestro estado de ánimo, un amplio abanico de pensamientos y de "energías", una multitud de colores, podríamos decir. Unos nos hacen sufrir, otros nos alivian. Curar a menudo consiste simplemente en permitir que algunas  de estas energías o que ciertos colores, los más positivos, tengan una presencia mayor que las que nos angustian. Un estudio de la Universidad de Toronto (Canadá) sugiere que el tratamiento con éxito de la depresión activa  diferentes zonas del cerebro según se haya utilizado la psicoterapia o antidepresivos. Si se aplica el primero de estos métodos, al localizarse en el interior del cerebro sentimientos relacionados con la dulzura, la calma o la tolerancia dominantes frente a los de sufrimiento causados por una experiencia del pasado, gracias a las imágenes ofrecidas por el escáner PET (tomografía por emisión de positrones) se puede ver cómo se activa principalmente una región del cerebro cognitivo. Es como si a esta región le resultara más fácil mantener un enfoque positivo. Si, por el contrario, es un medicamento lo que nos hace sentirnos mejor nos allana el camino para encontrar esa energía vital que reside en nuestro interior y que a veces pasamos por alto, las regiones que se muestran más activas son las del cerebro emocional, como si éstas pudieran visualizar mejor los colores relacionados con el placer.
Hay pues diferentes caminos hacia la curación. Y poder verlos gracias a este escáner de imágenes funcionales resulta muy tranquilizador. Ya se trete bien de sentimientos aflorados o de energía emanada, en cualquier caso se trata de una parte de nosotros mismos con la que nos reencontramos y que reforzamos. Una parte de nosotros que ha existido siempre. Nos encontramos pues ante un verdadero encuentro interior y, como en cualquier encuentro, debemos saber alimentar esta nueva relación. Como sucede en el amor, hay que aprender a convivir, a respetarse, a enriquecerse mutuamente. Para conseguirlo de forma permanente, no basta simplemente con un súbito descubrimiento o con un único tratamiento  médico. Debemos aprender primero a reconocerlo para llegar a ser vapaces después de mantener este encuentro interior que será el que nos permita curarnos. 

EL PLACER REFORZADO: Existen medios sencillos que pueden ayudarnos a preservar esas zonas del cerebro que pueden reconfortarnos. Cuando nos sentimos un poco más seguros, resulta muy útil buscar en nuestro entorno indicios positivos (un amigo que habla bien de nosotros, una situación que confirma nuestro acierto en una elección) en lugar de entretenernos, con lo que podría seguir sumiéndonos en la duda. El placer, como toda emoción positiva, puede cultivarse de manera consciente. Hay un sinfin de ejercicios espirituales que aconsejan concentrarse en las emociones positivas, dedicarles tiempo para interiorizarlas y prestarles toda nuestra atención. Podemos escoger un recuerdo agradable y concentrarnos en él cuando sintamos que el estrés nos invade. El Dalai Lama afirma: "Intenta cada día tener más emociones positivas que negativas, y te convertirás en un ser humano mejor". Parece que esto es cuestión de práctica...

(Artículo publicado por Dabid Servan-Schreiber, profesor de Psiquiatría)

LA SOLEDAD:

Lo que es determinante es poder estar solo sin sentirse aislado, desconectado del mundo, desamparado. Es lo que Kottler reivindica como "las virtudes del mundo privado".
Esta necesidad de espacio personal parece ser universal y, curiosamente, también tiene sus raíces biológicas; así como la supervivencia de muchas especies depende de un espacio suficiente para sus miembros, también los humanos nos saturamos física y psicológicamente del contacto asfixiante con otras personas.
En definitiva, y como en otras cuestiones esenciales, la fórmula más saludable es la del equilibrio: ni tan cerca que nos sintamos atrapados, ni tan lejos que suframos por el aislamiento.

DESCUBRIR NUESTROS SOPORTES:

Para encontrar y apreciar las ventajas que depara el estar a solas con uno mismo, es necesario tener conciencia de que contamos con una red de apoyos y soportes emocionales, a la que podemos acudir cuando la soledad nos genera ansiedad, aburrimiento, confusión y angustia.
La psicóloga gestáltica Mabel Allerand, suele insistir en este punto: para buscar soportes externos debemos ir hacia afuera, hacia el mundo, para buscar lo que necesitamos y poder volver hacia nuestro interior, hacia los soportes internos.
Es importante poder hacer esto sin disminuir nuestra autoestima. Las personas cn mucho orgullo, desconfianza o temor a los demás, no pueden pedir ayuda sin sentirse disminuidos. Creen que pedir o necesitar es ser menos. Pero esto no es así: todos necesitamos de los otros y reconocerlo ya es algo valioso.
¿Quénes componen nuestra red de apoyos? Básicamente, las personas que nos quieren, que están cuando las necesitamos y harán lo posible para ayudarnos si se lo pedimos.
El matiz inteligente que se requiere consiste en saber que no todas las personas que nos rodean están capacitadas para responder a cualquiera de nuestras necesidades indiscriminadamente. Habrá, por ejemplo, una amiga que siempre está deseosa de prestarnos dinero, pero que jamás nos acompañaría al médico, porque le molesta. El esposo puede ser fantástico para resolver ciertos temas prácticos, pero quizá no sabe calmarnos con un mimo si estamos desbordadas de angustia por ese msmo tema.
¿Qué hacer, entonces? ¿Insistir yendo con el cántaro a la misma fuente, hasta que al final se rompa? ¿O mejor nos damos cuenta de que distintas personas pueden cumplir distintas funciones?

REALIZAR UN MAPA:

Es muy útil hacer un "mapa" de nuestros soportes afectivos. Basta con conocer algunas claves:

*Cuando andamos bajos de autoestima, por ejemplo, no podemos charlar justamente con ese amigo que es exigente y avasallador, sino que necesitamos apoyarnos en alguien que nos valore y nos admire.
*Si estamos confusos, lo ideal es acudir a quien tenga la capacidad de escucharnos sin juzgar.
*Si la crisis es de agotamiento, lo que se requiere es llamar a quien sea capaz de darnos una mano "práctica", para que podamos descansar.
*Cuando andamos escasos de mimos, pensemos quién de nuestros amigos y parientes es más generoso con su ternura.
*Para un "ataque de aburrimiento" pensemos en recurrir a nuestros conocidos más divertidos.

Conviene hacer una lista de las distintas carencias y ve a quién podemos recurrir en cada caso. Es un gran trabajo de autoconocimiento, que a veces resulta incómodo porque puede contradecir nuestra propia imagen de "superman" o "chica 10". Nos vendrá bien darnos cuenta de que eso es solo ilusión: necesitamos a los demás... y tenemos a quién acudir.

"Los mejores apoyos emocionales son aquellos seres queridos capaces de estar con nosotros sin criticarnos, ni intentar que cambiemos nuestros sentimientos.
Dominan el arte de ESCUCHAR."

"Una gran paradoja: se siente menos aislado quien sabe estar solo. Pero para eso, es indispensable saber que necesitamos a los otros en determinados momentos
y circunstancias de la vida."

jueves, 19 de enero de 2012

EL MUNDO DE LOS DESEOS. REFLEXIÓN FINAL

A lo largo de nuestras vidas, todos tenemos deseos. Siempre que pedimos un deseo damos por sentado que, cuando éste se cumpla, nos hará felices, afortunados, seremos más ricos, más valientes, más.... Pero hay que tener cuidado con los deseos ya que, tal vez, no nos den la ansiada felicidad.
¿Y qué ocurre cuando nos damos cuenta de que lo que hemos conseguido no se ajusta a nuestras expectativas? ¿Se pueden devolver los resultados de lo deseado, o nos los tenemos que quedar para toda la vida? ¿Por qué en los cuentos de lámparas mágicas y genios se malgastan tantos deseos? ¿Qué tenemos que hacer para que se cumplan? ¿Y para que no nos decepcionen?

¿CÓMO FUNCIONAN LOS DESEOS?

Sueños y deseos
Aunque muchas veces utilizamos sueño y deseo como sinónimos, existen diferencias entre ambos.
El punto de partida de sueño y deseo es el mismo: nuestra mente. Sin embargo, la vida del sueño se queda ahí, en la mente. El sueño, por definición, está desligado de la realidad, carece de un fundamento que lo haga realizable. Por este motivo, el sueño nos produce placer simplemente con volar libre por nuestra imaginación. El sueño no implica acción ni compromiso personal.
Pero un sueño se puede tornar deseo. Puede ser que un día el sueño no nos haga disfrutar desde la mente. Esto se suele dar cuando hay elementos en nuestra realidad que lo dundamentan, que lo hacen realizable. El diccionario define deseo como "movimiento de la voluntad hacia el conocimiento, la posesión o el disfrute de algo". Por lo tanto, el deseo implica accion y felicidad. El deseo es cambio.

El origen de los deseos
Muchas veces nuestros deseos pueden parecernos irracionales, imposibles e incluso algo ridículos. Pero son nuestros y, por lo tanto, nuestro propio bagaje como personas está influyendo en su aparición. Es decir, existe un lugar de origen del deseo en nuestro cerebro.

Lo que origina nuestros deseos está ligado con elementos de nuestro subconsciente. Por ello, pueden parecernos irracionales. A menudo, esto puede llevarnos a rechazarlos. (...) Y también puede llevarnos a disfrazarlos. ¿Cómo? Escondiendo el deseo aparentemente irracional detrás de otro deseo que nos parece más lógico.

(...) El cerebro puede poner a prueba nuestra sinceridad con nosotros mismos. Porque el hecho es que nuestro bagaje y nuestro subconsciente van a condicionar la formulación de nuestro deseo.

El deseo: individual e intransferible
Cada deseo es individual e intransferible, como lo puede ser una huella digital. Y si no asumimos que el deseo procede del interior de nuestro ser, al intentar hacerlo realidad podemos caer en actitudes que lo pongan en riesgo.

Una de estas actitudes es la de incluir a la gente de nuestro alrededor en nuestros deseos. Aunque coincidamos en el camino, (...) cada uno tiene su propio bagaje en la estructuración del deseo. (...) Pero cuando incluimos a otras personas en un deseo propio, presuponiendo que nuestro deseo es también el suyo, corremos el riesgo de generar conflictos.

(...) A su vez, otra actitud de riesgo es la de formular el deseo de fuera hacia dentro. Es decir, provocarnos la sensación de que el deseo depende más de factores externos que de nosotros mismos.

Los deseos funcionan en red
Tenemos deseos en diferentes ámbitos de nuestra vida: deseos en el mundo laboral (me gustaría ser el jefe), deseos en el aspecto social (me gustaría relacionarme con gente más interesante), deseos acerca de nuestra propia personalidad (me gustaría ser más extrovertido)... También jerarquizamos dichos deseos: unos más importantes, otros no tanto. Al hacerlo, puede ser que decidamos conseguir nuestros deseos por fases... De este modo, conseguir nuestros deseos se convierte en algo lineal.

Pero el hecho es que, en nuestra vida, interactúan en red los diversos ámbitos que la componen. (...) Aunque parezca imperceptible, nuestra vida es dinámica y, cuando movemos una ficha, ese movimiento influye en el resto de fichas.

El deseo es una proyección de futuro
Es inevitable. Cuando tenemos un deseo y nos ponemos a trabajar para conseguirlo, tendemos  a proyectarnos en el futuro. De hecho, es necesario hacerlo porque así visualizamos el deseo como objetivo.

Pero hay que ir con cuidado porque, si nos proyectamos en exceso, alimentamos cada vez más un imaginario, un ideal. ¿Y por qué  esto es peligroso? Porque el diea puede convertirse en un sueño más que en un deseo. Lo  único que existe es el presente, pero podemos perderlo de vista en favor del ideal cada vez más hinchado de imaginación que de elementos realizables que lo fundamenten. A la larga, cuanto más alejado está el ideal de la realidad presente, más peligro hay de decepción final. Y esto es porque, posiblemente, aún consiguiendo el deseo, no conseguiremos el sueño.

Asimismo, vivir en el futuro incrementa sensaciones de impaciencia y ansiedad. Nos gustaría el deseo cumplido YA. Pero la consecución de un deseo necesita un tiempo. Y nosotros no decidimos cuánto es ese tiempo, sino que el deseo dice cuánto tiempo necesita para hacerse realidad. Lo dice desde el presente.

Teniendo en cuenta todo esto, ¿cómo debemos plantearnos nuestros deseos para conseguirlos y disfrutar con ellos en todo momento?

CÓMO PLANTEAR LOS DESEOS

Desde que formulamos el deseo hasta que lo conseguimos, pasamos por diversas fases mentales que pueden llevarnos a una decepción, e incluso a una desorientación vital. Pero si partimos de una estructuración sincera, sólida e integrada del deseo, tenemos más posibilidades de hacerlo realidad para que nos conlleve felicidad.

Convertir el deseo en objetivo
En el deseo influyen factores de nuestro subconsciente, factores que le pueden dar una apariencia irracional. Pero sólo con el uso de la racionalidad conseguiremos nuestro deseo. Por lo tanto, para realizar un deseo hay que traducirlo en forma de objetivo u objetivos.

El objetivo es un fin, o, según el diccionario, es un "término, un remate, una consumación de algo". Por lo tanto, en este sentido, traducir el deso en objetivo pasa por ponerle una serie de límites, una serie de elementos que puean servirnos para sentir esa consumación.

Por otro lado, el deseo implica un "movimiento dela voluntad hacia...". Pero definir el deseo como objetivo va más allá del movimento de la voluntad. Porque, volviendo al diccionario, el objetivo final es "aquel al que se dirigen la intención y los medios del que obra". La intención es parte de esa voluntad que define al deseo, pero con un rumbo concreto. Los medios son los recursos. Y tener en cuenta los recursos de los que disponemos, ya sean materiales, emocionales, psicológicos, etc., es básico para que el deseo se convierta en algo racional.

¿Todos los objetivos son iguales?
No. Hay diferencias sustanciales.
(...)  El proceso genera continuidad; la finalidad tiene en su raíz la palabra "final" y esto es muy significativo. Por lo tanto, es importante traducir el deseo en objetivo, definiendo, eligiendo, si ha de ser un proceso o una finalidad. En caso de que sea una finalidad, debemos ser concretos, identificarle unos límites.

Definiendo expectativas
Sea proceso o finalidad, una vez definido el deseo como objetivo debemos ajustar nuestras expectativas. Pero no hay que confundirlas con un imaginario, con un futuro ideal.
La expectativa puede entenderse como esperanza de conseguir o realizar algo. La esperanza está ligada a nuestras emociones y al subconsciente. Es decir, está ligada a la vertiente irracional del deseo. Al comprar un número de lotería, siempre existe la esperanza de que toque. A veces, la ilusión es tal que la esperanza es convencimiento y nos vemos a nosotros mismos viajando o haciendo todas las cosas imaginables con ese dinero. Sin más observaciones, disfrutamos de la ilusión, de la esperanza intacta. Cuando luego no nos toca, una pequeña sensación de pérdida se nos instala en el cuerpo... aunque quizá no la reconozcamos públicamnente porque, claro, ¿qué hecho racional nos había llevado a albergar tal esperanza, aparte de comprar el número? Como esperanza, la expectativa a largo plazo se puede entremezclar con el futuro ideal, alejándose de nuestra realidad presente.

Pero también se puede definir expectativa como posibilidad razonable de que algo suceda. Al comprar el número de lotería, sabemos que existe la posibilidad de que nos toque porque todos los números están en el bombo. Podemos tener la expectativa de ser los agraciados, pero es una posibilidad dentro de un contexto. La posibilidad está ligada a la realidad y a la razón; es decir, está ligada al deseo como objetivo. Y por eso debemos definir nuestras expectativas como posibilidades. Sólo así podremos modificarlas o reajustarlas en caso necesario, porque las creamos desde nuestra capacidad de observación del presente y desde nuestra consciencia.

Concibamos un deseo en red
Asimismo, ni el deseo ni las expectativas derivadas debieran considerarse aisladamente. Aunque inicialmente hayamos enmarcado el deseo en una esfera concreta (por ejemplo, la laboral), los cambios, como la vida, son en red.

El hecho de examinar las esferas de nuestra vida en las que pude influir nuestro deseo, nos mantiene ligados a nuestra realidad presente. Después de dicho examen, podremos evaluar si realmente se dan estas influencias, cómo se están dando, etc. Y, por lo tanto, podremos decidir mejor si queremos evitarlas, si queremos reconducirlas o si queremos recibirlas con los brazos abiertos.

Nosotros somos el motor de nuestros deseos
Conseguir un deseo requiere un compromiso con nosotros mismos. Y, ¿cómo nos demostramos ese compromiso? Con una actitud activa, siendo el motor de nuestros deseos.

Ahora bien, ser el motor no quiere decir que conseguir un deseo dependa exclusivamente de nosotros. Debemos analizar qué parte del deseo formulado depende directamente de nosotros mismos y qué parte depende del entorno (mercado, suerte, actitud de socios, etc...) Esto nos permite planificar.

La planificación no es algo cerrado o invariable. La planificación debe ser flexible, debe saber reajustarse en función de cómo se conjugan los diversos factores que juegan en la consecución del deseo.

Evaluación de lo conseguido
Igual que la vida es dinámica, nuestro deseo también lo es. Por ello hay que evaluar desde el inicio del camino para su realización, y no sólo después.
Para evaluar, debemos establecer unos indicadores que nos ayuden a medir cómo está yendo la consecución del deseo. Por un lado, estos indicadores han de ser externos: rentabilidad, reconocimiento social, relación con socios, inserción en mercado, etc.  Pero n podemos quedarnos sólo ahí. Debemos recordar que el deseo nace de nuestro yo interior y viene, casi por definición, acompañado de una expectativa general: la felicidad. Por este motivo, nuestras sensaciones internas también han de ser indicadores para evaluar, para medir la consecución de nuestro deseo, precisamente porque esas sensaciones internas son las que nos van a permitir disfrutar de los elementos externos, como el dinero que pueda ir surgiendo dela consecución de nuestro deseo.

Los deseos siempre pueden cambiar
Aún siguiendo todos estos pasos para estructurar nuestros deseos, siempre puede haber aspectos de presente y de la evaluación que nos puedan inducir a cambiar de deseo. Hagámoslo. El deseo es nuestro.

Otorguémonos el poder de reformular nuestro deseo tantas veces como necesitemos o queramos. Teniendo siempre en cuenta que reformular no es improvisar,  reformulemos sin miedo, sin recriminaciones, y sin sensación de fracaso por no haber conseguido la formulación inicial. Al fin y al cabo,. se trata de nuestros deseos, han de darnos felicidad, y la felicidad es una sensación individual.

(Extraido del libro "CUIDADO CON LOS DESEOS, SE PUEDEN CUMPLIR". Autor: José Martín Gris. Editorial: Integral)