martes, 12 de julio de 2011

APRENDER A VIVIR:

(...) La psicología americana está descubriendo el Mediterráneo. Es decir, las virtudes que mantuvieron la cultura mediterránea. La American Psychologial Association ha emprendido la sensata tarea de averiguar lo que hay de aprovechable en la historia de las diferentes culturas. Los europeos nos hemos vuelto pesimistas, desdeñamos la historia, y no pensamos que valga la pena aprender del pasado. Medio centenar de investigadores estadounidenses, dirigidos por los conocidos psicólogos Christopher Peterson y Martín Seligman, han publicado un voluminoso libro titulado "Caracteres, fortalezas y virtudes" donde estudian los hábitos del corazón -eso son las virtudes- que deberíamos recuperar para mejorar nuestra vida interior y nuestra convivencia. Algunas de esas virtudes  tradicionales se mantienen, pero otras están desapareciendo de nuestro actual modo de vivir. Y no es una buena noticia. 
Esto es lo que sucede con la gratitud. 
No está de moda. Cuando pregunto a mis alumnos si alguna vez dan las gracias a sus madres cuando les preparan la ropa o la merienda, me miran como si yo fuera un marciano. Carecen de esa emoción, y esa carencia vuelve tosca y desabrida una parte importante de nuestra existencia.
Gratitud es un sentimiento alegre hacia alguien de quien hemos recibido un favor o pruebas de estimación. Es, por ejemplo, la respuesta a un regalo, es decir, a un don inesperado, graciosamente dado, no merecido. Es el sentimiento adecuado para acoger la generosidad de otra persona. 
Generosidad y gratitud son sentimientos correlativos.
-La Generosidad: Es en efecto, una de las energías creadoras del ser humano. Los antropólogos saben que el "don" es un fenómeno esencial en todas las culturas primitivas. Rompe la lógica del propio interés, del egoísmo, del mercado. Establece relaciones nuevas de cooperación  y sociabilidad. Generosidad significa etimologicamente "capacidad de engendrar", es decir, de alumbrar algo nuevo, dar vida, ampliar las posibilidades de la realidad. La maternidad es el acto de generosidad por antonomasia.
En las épocas desconfiadas, como la nuestra, el sentimiento de gratitud desaparece. Cunde un deprimente escepticismo acerca de la generosidad, del desprendimiento, del altruismo, de la caridad. Vivimos en una cultura de la sospecha. No creemos que nadie actúe sin calcular el beneficio de la acción. ¡Algo buscará!, pensamos ante una acción desinteresada. 
Recuerdo un miserable artículo de una escritora española, tras morir la Madre Teresa de Calcuta, en el que mantenía que si había dedicado su vida a los pobres era porque disfrutaba con ello.
Los psicólogos americanos se han sorprendido al ver la importancia que la gratitud tenía en las culturas clásicas. Cicerón escribió que la gratitud "no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre de las demás virtudes".
-Un sentimiento cálido: El desbarajuste sentimental de nuestra época considera la gratitud un sentimiento humillante porque se basa en una relación asimétrica: alguien da y alguien recibe. Olvida que todos podemos dar algo: amabilidad, o cuidado, por lo menos. En cambio, los escritores de la Edad Media recomendaban no precipitarse a devolver el favor -para estar en paz-, porque esa relación de amable sorpresa ante lo recibido merecía ser prolongada.
La gratitud rompe los sentimientos de hostilidad y abre un ámbito de acogimiento cálido.
El enamorado siente gratitud ante el amor de la otra persona, al que considera un regalo inmerecido. Luego, por desgracia, se olvida este primer sentimiento. Nos acostumbramos a todo, es decir, entramos en relación con la realidad como una segadora entra en un campo. Igualamos todo a ras del suelo.
G.K. Chesterton, gran escritor algo olvidado, escribió una frase misteriosa "El test de toda felicidad es la gratitud". Para él, la gratitud es un sentimiento de sorpresa y aprecio ante todo lo bueno de la vida, la capacidad de descubrir en lo más cotidiano y ordinario un valor que me llena de alegría y que tomo como un regalo de la realidad. Frente a la prepotencia del que piensa que todo le es debido, es la cordial humildad de quien se siente en deuda. Ahora que estoy elaborando los programas de la Universidad de Padres, pienso que la gratitud es una bella virtud para enseñar a nuestros niños, junto con la generosidad, su pareja.

(De: José Antonio Marina, filósofo, profesor, investidaro y autor de más de 20 ensayos. Dos de los últimos, "Palabras de amor" y "La pasión del poder".)

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