domingo, 15 de abril de 2012

LA SOLEDAD:

Lo que es determinante es poder estar solo sin sentirse aislado, desconectado del mundo, desamparado. Es lo que Kottler reivindica como "las virtudes del mundo privado".
Esta necesidad de espacio personal parece ser universal y, curiosamente, también tiene sus raíces biológicas; así como la supervivencia de muchas especies depende de un espacio suficiente para sus miembros, también los humanos nos saturamos física y psicológicamente del contacto asfixiante con otras personas.
En definitiva, y como en otras cuestiones esenciales, la fórmula más saludable es la del equilibrio: ni tan cerca que nos sintamos atrapados, ni tan lejos que suframos por el aislamiento.

DESCUBRIR NUESTROS SOPORTES:

Para encontrar y apreciar las ventajas que depara el estar a solas con uno mismo, es necesario tener conciencia de que contamos con una red de apoyos y soportes emocionales, a la que podemos acudir cuando la soledad nos genera ansiedad, aburrimiento, confusión y angustia.
La psicóloga gestáltica Mabel Allerand, suele insistir en este punto: para buscar soportes externos debemos ir hacia afuera, hacia el mundo, para buscar lo que necesitamos y poder volver hacia nuestro interior, hacia los soportes internos.
Es importante poder hacer esto sin disminuir nuestra autoestima. Las personas cn mucho orgullo, desconfianza o temor a los demás, no pueden pedir ayuda sin sentirse disminuidos. Creen que pedir o necesitar es ser menos. Pero esto no es así: todos necesitamos de los otros y reconocerlo ya es algo valioso.
¿Quénes componen nuestra red de apoyos? Básicamente, las personas que nos quieren, que están cuando las necesitamos y harán lo posible para ayudarnos si se lo pedimos.
El matiz inteligente que se requiere consiste en saber que no todas las personas que nos rodean están capacitadas para responder a cualquiera de nuestras necesidades indiscriminadamente. Habrá, por ejemplo, una amiga que siempre está deseosa de prestarnos dinero, pero que jamás nos acompañaría al médico, porque le molesta. El esposo puede ser fantástico para resolver ciertos temas prácticos, pero quizá no sabe calmarnos con un mimo si estamos desbordadas de angustia por ese msmo tema.
¿Qué hacer, entonces? ¿Insistir yendo con el cántaro a la misma fuente, hasta que al final se rompa? ¿O mejor nos damos cuenta de que distintas personas pueden cumplir distintas funciones?

REALIZAR UN MAPA:

Es muy útil hacer un "mapa" de nuestros soportes afectivos. Basta con conocer algunas claves:

*Cuando andamos bajos de autoestima, por ejemplo, no podemos charlar justamente con ese amigo que es exigente y avasallador, sino que necesitamos apoyarnos en alguien que nos valore y nos admire.
*Si estamos confusos, lo ideal es acudir a quien tenga la capacidad de escucharnos sin juzgar.
*Si la crisis es de agotamiento, lo que se requiere es llamar a quien sea capaz de darnos una mano "práctica", para que podamos descansar.
*Cuando andamos escasos de mimos, pensemos quién de nuestros amigos y parientes es más generoso con su ternura.
*Para un "ataque de aburrimiento" pensemos en recurrir a nuestros conocidos más divertidos.

Conviene hacer una lista de las distintas carencias y ve a quién podemos recurrir en cada caso. Es un gran trabajo de autoconocimiento, que a veces resulta incómodo porque puede contradecir nuestra propia imagen de "superman" o "chica 10". Nos vendrá bien darnos cuenta de que eso es solo ilusión: necesitamos a los demás... y tenemos a quién acudir.

"Los mejores apoyos emocionales son aquellos seres queridos capaces de estar con nosotros sin criticarnos, ni intentar que cambiemos nuestros sentimientos.
Dominan el arte de ESCUCHAR."

"Una gran paradoja: se siente menos aislado quien sabe estar solo. Pero para eso, es indispensable saber que necesitamos a los otros en determinados momentos
y circunstancias de la vida."

No hay comentarios: