domingo, 30 de agosto de 2009

CARTA DE LA CANTANTE NOA, A LOS PALESTINOS MODERADOS:

Es con el corazón apesadumbrado que les escribo hoy. Gaza está ardiendo. La frontera de Israel está bajo fuego. Niños en ambos lados de la frontera estan aterrorizados, traumatizados, heridos en cuerpo y alma. ¡Valiosas vidas se pierden a cada instante!¡Corre la sangre!¡Abundan el dolor y las lágrimas!

Lamentáblemente eso nos es familiar,...demasiado. Estoy sentada en mitad de la noche en mi hogar junto al mar. Ese mar que es nuestro, el Mediterráneo, nuestra cultura, es de nuestro pueblo andariego, el de los sin hogar, los nostálgicos constructores, los sobrevivientes. Nuestros sueños son como las olas...y dialogan con la luna y las estrellas sobre la eternidad.

Desde ese fatídico día de 1994 cuando asesinaron a Rabín a pocos pasos de donde yo estaba, dediqué gran parte de mi vida pública a cantar y a hablar de la paz. Vi el proceso de paz levantarse y caer como los senos de una mujer respirando durante la noche. Vi muchas oportunidades desperdiciadas. Lamentáblemente mucha obstinación, ignorancia y estrechez de miras se cruzaron por el camino. Un absurdo orgullo pisoteó muchas esperanzas. Canté y hablé. A veces discutí y abracé a extraños. Muchas veces me conmoví hasta las lágrimas e hice los amigos más inesperados. Amigos por quienes cruzaría fronteras bajo fuego para darles protección. Y hoy yo digo esto: tenemos un enemigo común, un enemigo terrible, y tenemos que unirnos para vencerlo. Ése enemigo es el FANATÍSMO, amigos míos. Ese enemigo es el EXTREMÍSMO en todas sus grotescas manifestaciones. Ese enemigo está encarnado por todos aquellos que colocan a Dios por encima de la vida, que pretenden que Dios es su espada y su escudo y que combaten por él. Todos ellos son víctimas de un horrible fanatismo. Yo a menudo hablé contra el fanatismo en mi país, porque lo considero detestable. En el gobierno, en las colonias en Cisjordania, en las sinagogas. Muchas veces arriesgué mi carrera y mi bienestar en esa lucha. Ahora veo el horrible rostro del fanatismo. Veo sangre en sus manos y conozco uno de sus muchos nombres: Hamás. Ustedes conocen a éste terrible monstruo. Saben que viola a vuestras mujeres y envilece a las inocentes mentes infantiles. Ustedes saben que educa para el odio y la muerte. Ustedes saben que es cauvinista y violento, codicioso y egoísta. Y que se nutre de vuestra sangre mientras evoca el nombre de Alá en vano, se oculta como un ladrón y utiliza a inocentes como escudos humanos, utiliza mezquitas como arsenales, miente y estafa, y los usa a ustedes como rehenes...¡Yo sé que eso es verdad...y que ustedes lo saben! Pero no pueden hablar por miedo. PERO YO SÍ PUEDO HABLAR.

Tengo el privilegio de vivir en una democracia donde las mujeres no son objetos, sino presidentes, donde una cantante puede decir lo que se le antoja. Yo sé que ustedes no tienen ese privilegio (pero estoy segura de que algún día lo alcanzarán, inshalla).

Yo sé que ustedes están hartos de ser mantenidos como rehenes por ese demonio, esa terrible bestia que está en Gaza, pero también está en Irak, Afganistán y en todas partes. ¡Pero ustedes son un pueblo destinado a florecer en paz! ¡Su majestuosa historia ofrece abundantes testimonios de creatividad en la literatura, ciencia, música...!

A veces los veo en las calles, haciendo manifestaciones de apoyo a los monstruos, gritando muerte a los judíos, muerte a Israel. Pero yo no les creo. ¡Sé dónde está vuestro corazón! Está donde está el mío, con mis hijos, con la tierra, con el cielo, con la música, con la esperanza. Yo sé que en el fonde de vuestros corazones ustedes desean la derrota de la bestia llamada Hamas, que los ha aterrorizado y asesinado, que ha convertido en Gaza en un estercolero de pobreza, enfermedad y miseria, y los ha sacrificado en su sangrienta locura de orgullo y codicia. Mis hermanos, lloro por ustedes y también por nosotros. Lloro por mis compatriotas que sufren por las bombas arrojadas en el Sur, en el Norte y en las familias enlutadas, por la inocencia perdida para siempre. Pero lloro especialmente por ustedes porque conozco vuestro sufrimiento. Sólo espero que un resto de COMPASIÓN aún exista en sus corazones para que dejen de usarlos a ustedes y a sus hijos como escudos humanos.

Y quizás tengamos una oportunidad de caminar despacio el uno hacia el otro y darnos tímidamente las manos, mirarnos en los ojos llenos de lágrimas y decir con voz ahogada: "Shalom, salam. Ya basta, ya basta...hermano mío"

...¿Quieres un café? Quédate un poco, hablemos, conocemos las palabras y las canciones y sabemos cuál es el camino.

Shalom, Salam. Con un corazón quebrado que aún añora el amor.

Vuestra amiga, NOA.

(Texto completo traducido del hebreo por Egon Friedler)

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